Se Necesitan Estrategias Amplias para Eliminar Desigualdades en Atención de Ataque Cerebral

American Heart Association

Aspectos destacados de la declaración:

  • Según una revisión realizada de las últimas investigaciones, pocos estudios sobre ataques cerebrales abordaron políticas relacionadas con el racismo, como la segregación residencial, o determinantes sociales de la salud, como las carencias de los vecindarios, la accesibilidad para peatones o la seguridad; la disponibilidad de alimentos; la estabilidad económica; la calidad educativa; o el empleo y los seguros de salud, todos los cuales desempeñan un papel en la incidencia, la atención y las consecuencias de los ataques cerebrales.
  • La declaración resume la investigación sobre las intervenciones para abordar las disparidades raciales y étnicas en la atención y los resultados de los ataques cerebrales.
  • Se necesita investigación adicional para determinar qué tipos de intervenciones estructurales o "factores sociales" pueden ayudar a reducir las desigualdades en la atención del ataque cerebral.

Prohibida su publicación hasta las 4 a. m., CT/5 a. m., ET del lunes, 15 de mayo de 2023

DALLAS, 15 de mayo de 2023 — Los "determinantes sociales" de las desigualdades en la salud relacionados con el ataque cerebral, como el racismo estructural y las condiciones de los sitios donde las personas viven, estudian, trabajan y juegan, no se han estudiado bien, según una nueva declaración científica de la American Heart Association. La declaración, publicada hoy en Stroke, la revista profesional revisada por pares de la American Stroke Association, una división de la American Heart Association, revisa las investigaciones más recientes sobre las inequidades raciales y éticas en la atención del ataque cerebral y las consecuencias; al tiempo que identifica lagunas en el conocimiento y áreas futuras de investigación.

"Existen enormes desigualdades en la atención de los ataques cerebrales, que conducen a brechas significativas en los resultados funcionales después de un ataque cerebral para las personas de grupos raciales y étnicos históricamente privados de sus derechos, incluidos negros, hispanos y pueblos indígenas", comentó Amytis Towfighi, M.D., FAHA, presidenta del grupo de redacción de la declaración científica. "Si bien la investigación históricamente se ha centrado en describir estas desigualdades, es fundamental desarrollar y probar intervenciones para abordarlas".

El ataque cerebral afecta de manera injusta a las comunidades históricamente privadas de sus derechos; sin embargo, el riesgo desproporcionado entre estas comunidades no se comprende bien. Desde siempre, las poblaciones privadas de sus derechos están subrepresentadas en los ensayos clínicos de esta afección médica, lo que contribuye a la falta de comprensión y reduce la posibilidad de generalizar los hallazgos de las investigaciones, lo que a su vez intensifica las desigualdades que conducen a peores resultados, según la declaración.

Con el fin de reducir los efectos duraderos de un ataque cerebral causado por un coágulo —la forma más frecuente de ataque cerebral— es necesario administrar un medicamento para disolver el coágulo dentro de las tres horas (o hasta cuatro horas y media en algunas personas) después del inicio de los síntomas. La extracción mecánica del coágulo (también denominada terapia endovascular) puede ser segura para algunas personas hasta 24 horas después de que comienzan los síntomas del ataque cerebral. Sin embargo, no todas las personas que sufren este problema de salud tienen acceso rápido a estos tratamientos.

"El tiempo es vital para el tratamiento; sin embargo, las personas de poblaciones históricamente marginadas tienen menos probabilidades de llegar a una sala de emergencias dentro del plazo para una intervención aguda", explica Towfighi. "Si bien es más probable que las personas negras participen en un programa de rehabilitación posterior a un ataque cerebral, las investigaciones indican que tienen más probabilidades de resultados funcionales deficientes. Además, existen desigualdades raciales y étnicas persistentes en el control de los factores de riesgo posteriores al ataque cerebral, y los estudios que abordan específicamente estas desigualdades no han encontrado el método óptimo para mitigar las disparidades".

La mayoría de los estudios revisados abordaban factores individuales a nivel del paciente, como conocimientos sobre salud, preparación para un ataque cerebral, cumplimiento de la medicación y conductas relacionadas con el estilo de vida. Pocos abordaron los determinantes sociales, como el racismo estructural (incluidas las políticas racistas que condujeron a la segregación residencial) o los factores ambientales, a menudo denominados determinantes sociales de la salud, como carencias comunitarias; estabilidad económica; seguro de salud; vivienda; la accesibilidad para peatones y la seguridad del vecindario; la disponibilidad y el acceso a opciones de alimentos saludables; la calidad educativa; y el empleo, explicaron los autores.

"Combatir los efectos del racismo sistémico implicará intervenciones de carácter social, incluidos cambios de políticas, intervenciones basadas en el lugar y compromiso con los sistemas de atención médica que prestan servicio principalmente a poblaciones históricamente privadas de derechos y las comunidades a las que sirven, comprender las barreras y desarrollar soluciones en colaboración para abordar las barreras", según detalla la declaración.

Un aviso presidencial de la American Heart Association de 2020, "Llamada a la acción: El racismo estructural como impulsor fundamental de las disparidades de la salud", declaró que el racismo estructural es una de las principales causas de la mala salud y la muerte prematura por enfermedades cardíacas y ataques cerebrales para muchos y detalló las acciones inmediatas y en curso de la Asociación para acelerar la equidad social en la atención médica y los resultados para todas las personas.

Estudios previos indican que poner especial atención a la preparación ante un ataque cerebral entre los pacientes, los cuidadores y el personal médico de emergencia puede reducir las desigualdades en cuanto a que las personas sospechosas de sufrir un ataque cerebral lleguen a la sala de emergencias de manera rápida. Sin embargo, no se ha prestado suficiente atención a la reducción de las desigualdades en la rehabilitación, la recuperación y la reintegración social, lo que incluye información tal como la evaluación del impacto de las intervenciones a nivel de vecindario o ciudad, como aceras mejoradas y acceso a terapia física, ocupacional y del habla, según la declaración.

La declaración reconoce que la identidad racial y étnica son complejas, y que la raza es una construcción social, más que biológica. Además, la investigación a menudo ha simplificado demasiado o clasificado erróneamente la raza. Por ejemplo, en los EE. UU., la etnia se ha categorizado durante mucho tiempo como hispana o no hispana, lo que combina arbitrariamente la variedad de etnias en solo dos categorías. Los nativos de Hawái u otra isla del Pacífico se agrupan con frecuencia junto con los asiáticos americanos, ignorando el impacto desproporcionado del ataque cerebral dentro de las comunidades indígenas.

"En nuestra revisión, utilizamos las categorías de raza y etnia que suelen respaldar las agencias gubernamentales de financiamiento de la investigación, que determinan cómo se recopilan los datos. Sin embargo, somos conscientes de que estas categorías son inadecuadas para describir los matices de las experiencias vividas y para iluminar completamente las desigualdades que están arraigadas en las estructuras sociales, incluida la atención médica", afirmó Bernadette Boden-Albala, Dr.P.H., M.P.H., vicepresidenta del grupo de redacción de la declaración.

Se necesita más investigación a lo largo de la continuidad de la atención del ataque cerebral para abordar las desigualdades raciales y étnicas en la atención y mejorar los resultados.

"Es fundamental que las comunidades históricamente marginadas participen en la investigación, de manera que los investigadores puedan colaborar para abordar las necesidades y preocupaciones de las comunidades", expresó Boden-Albala. "Las oportunidades incluyen trabajar con las partes interesadas de la comunidad y organizaciones comunitarias para promover las asociaciones con hospitales, centros médicos académicos, instituciones educativas y universidades locales; o unirse a los consejos asesores de la comunidad y ser voluntario en la American Heart Association".

"Los profesionales de la salud tendrán que ser radicales en lo que al ataque cerebral respecta; es probable que las intervenciones sostenibles y eficaces para abordar las desigualdades requieran la colaboración de los pacientes, sus comunidades, los responsables políticos y otros sectores", añadió Towfighi.

Esta declaración científica fue preparada por el grupo de redacción de voluntarios en nombre del Consejo de Ataque Cerebral, el Consejo de Enfermería Cardiovascular y Ataque Cerebral, el Consejo de Radiología e Intervención Cardiovascular, el Consejo de Cardiología Clínica, el Consejo de Hipertensión, el Consejo del Riñón en Enfermedades Cardiovasculares y el Consejo de Enfermedades Vasculares Periféricas de la American Heart Association.

Las declaraciones científicas de la American Heart Association promueven una mayor conciencia sobre las enfermedades cardiovasculares y los ataques cerebrales y ayudan a facilitar la toma de decisiones informadas sobre el cuidado de la salud. Las declaraciones científicas describen lo que se sabe actualmente sobre un tema y qué áreas necesitan más investigación. Si bien las declaraciones científicas informan el desarrollo de pautas, no hacen recomendaciones de tratamiento. Las pautas de la American Heart Association proporcionan las recomendaciones de práctica clínica oficiales de la Asociación.

Otros coautores incluyen a Salvador Cruz-Flores, M.D, M.P.H.; Nada El Husseini, M.D., M.H.Sc., FAHA; Charles A. Odonkor, M.D., M.A.; Bruce Ovbiagele, M.D., M.Sc., M.A.S., M.B.A.; Ralph L. Sacco, M.D., FAHA; Lesli E. Skolarus, M.D., M.S. y Amanda G. Thrift, Ph.D., FAHA. Los datos públicos de los autores se encuentran en el artículo.

La Asociación recibe financiación de personas particulares principalmente. Algunas fundaciones y empresas (incluidas compañías farmacéuticas y fabricantes de dispositivos, entre otras) también realizan donaciones y financian eventos o programas específicos de la Asociación. La Asociación tiene políticas estrictas para evitar que estas relaciones influyan en el contenido científico. Los ingresos de las compañías farmacéuticas y de biotecnología, los fabricantes de dispositivos y los proveedores de seguros de salud y la información financiera general de la Asociación están disponibles aquí.

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Acerca de la American Heart Association

La American Heart Association es una fuerza incansable cuyo objetivo es prolongar la vida y la salud de todos. Nos dedicamos a garantizar la igualdad en materia de salud en todas las comunidades. A través de la colaboración con numerosas organizaciones y el impulso de millones de voluntarios, financiamos investigaciones innovadoras, defendemos la salud pública y compartimos recursos para salvar vidas. La organización con sede en Dallas ha sido una fuente de información sobre salud líder durante casi un siglo. Conéctese con nosotros a través de heart.org, Facebook, Twitter o llamando al 1-800-AHA-USA1.

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